lunes, 8 de marzo de 2021

La "Violencia" de Bibiana Collado Cabrera

En el día internacional de la Mujer de 2021, tenemos el honor y el lujo de entrevistar a una mujer poeta. Bibiana Collado Cabrera (Burriana, 1985) es licenciada en Filología Hispánica por la Universitat de València, donde también realizó el Máster de Estudios Hispánicos Avanzados y defendió su tesis doctoral, titulada “El imperio nuevo de tu palabra”: Canon, tradición y ruptura en poetas cubanas de la Revolución. En el ámbito de la escritura poética ha obtenido numerosos reconocimientos, entre los que destacan el XXXIV Premio de poesía Arcipreste de Hita (2012) por Como si nunca antes (Pre-Textos); el accésit del Premio Adonáis (2016) por El recelo del agua (Rialp); y el Premio Complutense de Literatura 2017 por Certeza del colapso (Ediciones Complutense). En la actualidad es profesora de lengua y literatura en el Instituto Jordi de sant Jordi y en la Facultat de Magisteri de la Universitat de València. Recientemente ha publicado con la editorial La bella Varsovia su último poemario, titulado Violencia, en el que la autora entra de lleno en el mecanismo de los malos tratos y nos reprocha desde su aparente intimidad ¿Qué clase de sociedad lo permite? ¿Cómo poner fin a la violencia sin participar de sus leyes? Sin violencia, -en este caso la Violencia de Bibiana Collado no es más que un juego de palabras,- hoy, en el día internacional de la Mujer de 2021, tenemos el gusto de compartir unas palabras con su autora, con Bibiana Collado Cabrera.


P: ¿Qué es para ti escribir?

BC: Un trabajo. A algunas personas les puede sorprender esta respuesta. Sin embargo, probablemente estén de acuerdo conmigo. Escribir es, o debería ser, un trabajo reconocido y remunerado. Y qué hermoso trabajar en lo que se ama.

P: ¿Desde cuándo escribes?

BC: Desde siempre, tengo carpetas y carpetas guardadas desde niña con versos.

P: Descríbenos el lugar en el que escribes habitualmente.

BC: Escribo en cualquier parte, no necesito espacios rituales. Lo que sí agradezco siempre es ver la calle desde el lugar en el que esté (benditas ventanas). 

P: Dinos un lugar en el que te gustaría escribir.

BC: Cualquier biblioteca.

P: ¿Qué es para ti la poesía?

BC: El canto de lo que se ha roto o del miedo a que se rompa.

P: ¿Descubriste tú la poesía o fue la poesía quien te descubrió a ti?

BC: A mí me descubrió mi profe de lengua y su insistencia en que recitáramos poemas de memoria. Le faltaban pocos años para jubilarse, era soltera, de carácter recio, parecía invencible. Y un día nos obligó a aprendernos de memoria “Yo voy soñando caminos” de Machado (sí, digo “obligar”, aunque ahora no parezca correcto). Salíamos uno a uno y decíamos los versos delante de la clase y ella nos escuchaba sentada en su silla con los ojos más hondos que recuerda mi preadolescencia: ¿qué aguda espina dorada echaría de menos la señorita Mari Carmen?

P: Tienes un excelente currículum, intachable y envidiable, como se puede leer en la introducción de esta entrevista. Aún así, ¿Sientes discriminación en tu puesto de trabajo?

BC: No se trata de lo que yo “sienta”, sino de la realidad. A mí, a todas, se nos minoriza, se nos ningunea y se nos utiliza en innumerables ocasiones. Si me pusiera a escribir aquí cada una de las situaciones desagradables que he tenido que vivir, la entrevista se alargaría páginas y páginas y páginas.

P: En el año 2012, ganaste el XXXIV Premio de poesía Arcipreste de Hita, convocado por el Ayuntamiento de Alcalá la Real (Jaén), por el poemario “Como si nunca antes”. Un año después, se publicó en la editorial Pre-Textos ¿Qué recuerdos guardas de aquella efemérides?

BC: Por una parte, guardo recuerdos hermosos porque ese premio hizo posible la publicación de mi primer libro, fue un reconocimiento público importante. Pero, por otra parte, también lo envuelven recuerdos amargos, ya que quien era mi pareja en ese momento empezó a sentirse incómodo con el hecho de que yo destacara e inició un camino de no retorno del que fue muy difícil salir. No es la única vez en que un éxito en mi vida se ha visto empañado porque el hombre que me acompañaba no ha sabido digerirlo. 

P: “El recelo del agua” ve la luz en marzo de 2017, con el que ganaste el año anterior un accésit del prestigioso premio Adonáis de poesía. El jurado valoró “su serena renovación de la poesía de carácter social y familiar desde la emoción y la memoria”. ¿Cuánto hay de personal en tu poesía?

BC: “El poeta es un fingidor. / Finge tan completamente / que hasta finge que es dolor / el dolor que en verdad siente”. Pessoa lo explicó tan bien…

P: Certeza del colapso es tu penúltima publicación poética hasta la fecha, con la que ganaste el Premio Complutense de Literatura 2017. En la misma adoptas un tono grave, dramático. ¿No hay mucho dolor en tu poesía?

BC: Hay mucho dolor en la vida. Y el dolor no suele tener un tono grave, dramático; quizá eso sea lo más perturbador. 

P: Háblanos de Violencia. Se trata de un poemario valiente, que trata de una forma descarnada la violencia de género. Lo primero que observo es que el tiempo verbal en el que está escrito es en primera persona. Esperemos que se trate sólo de un recurso literario.

BC: Un poemario, como cualquier otra obra literaria, es ficción. Independientemente del libro, si lo que me estás preguntado es si yo he sido víctima de violencia machista, la respuesta es sí.

P: El lenguaje es machista por antonomasia. La diferencia de connotación al decir de un hombre que es un zorro, a decir de una mujer que es una zorra, es más que evidente ¿Hasta qué punto el lenguaje puede generar violencia? ¿El lenguaje puede transformar la realidad?

BC: El lenguaje es la herramienta imprescindible, inevitable. Su utilización condiciona nuestra mirada y nuestro estar en el mundo, así que trabajar a partir de él resulta fundamental.

P:En virtud de todo ello, ¿Qué relación guarda la palabra despecho con la palabra víctima?

BC: El poema que abre el libro lo explica mejor que yo.

(Con el permiso de Bibiana, reproducimos dicho poema, que es el que inspira esta pregunta:



        La palabra despecho constituye

        un éxito del lenguaje

        -y el lenguaje siempre es patrimonio del opresor-.


        La palabra despecho desactiva

        todo discurso, anula cualquier

        fisura. Convierte en indecible

        la quemazón que origina la cuerda.


        La palabra despecho produce Casandras,

        dibuja márgenes, construye afueras

        donde replegarse, rincones de pensar

        que nos convenzan de que todo era válido

        durante la guerra pero la guerra ha acabado.


        El lenguaje nos niega la rabia del vencido,

        condenándonos al llanto blando de la pérdida,

        borrando cuidadosamente cada uno

        de los trazos infringidos sobre el cuerpo-alfabeto

        de mi lengua.


        La palabra despecho no me deja decir

        la palabra víctima.



P: “Como si yo no fuera ella / como si yo no fuera / una de ellas” ¿Esta negación significa que la propia mujer puede llegar a ser más cruel con otra mujer, más machista que el propio hombre?

BC: No. Significa que los medios de comunicación han tendido a ofrecernos una única imagen de mujer maltratada (dependiente en el nivel económico, sin estudios superiores o con una especial vulnerabilidad debido a su edad o a otra condición). Esta imagen única resulta excluyente y manipuladora y dificulta el proceso de reconocimiento de las propias mujeres como víctimas (si yo tengo estudios superiores, soy independiente económicamente, tengo un carácter fuerte… ¿puedo ser víctima?).

P: Tratas magistralmente el tema de la violencia de género en tu poemario. Se trata de una lacra social que está por desgracia, demasiado presente en entre nosotros contra la que se han adoptado diferentes medidas legislativas para luchar contra ella. Pero paradójicamente, se trata de un fenómeno que no se extingue, sino que se mantiene. ¿Qué está fallando? ¿Qué medidas crees que deberían adoptarse para derrotar esta lacra social?

BC: No lo sé. Por eso no he escrito un ensayo o un texto legislativo. De hecho, este libro no tiene ni el más mínimo afán didáctico. En cualquier caso, considero necesaria la visibilización del fenómeno. La inmensa mayoría de las mujeres silenciamos los abusos y maltratos a los que somos sometidas porque señalar con el dedo tiene consecuencias gravísimas para nosotras o, peor aún, no tiene ninguna consecuencia.

P: “¿Cómo decirles que no se dejen / hacer aquello / que yo he dejado?” Eres profesora de lengua y literatura en un instituto de Valencia. ¿Probablemente la solución a la violencia de género pasa inevitablemente por la formación y la educación en valores?

BC: Si, pero el profesorado no es más que un microcosmos con las mismas virtudes y defectos que la sociedad en general. Por tanto, las profesoras somos víctimas de violencia de muchos tipos, también en los centros. Y nuestras alumnas también son víctimas. Dar clase evidencia nuestras contradicciones y las de la realidad que nos rodea.

P: ¿Cómo te gustaría que te recordaran?

BC: Es mejor recordar versos.

P: ¿Con qué nuevo libro de poesía nos sorprenderás en el futuro? ¿Tienes algún proyecto entre manos?

BC: Siempre tengo textos entre manos, pero es pronto para hablar.



Desde este blog, en el día internacional de la mujer, agradecemos de corazón las palabras de Bibiana a quien deseamos lo mejor, tanto en su faceta profesional tanto como escritora y profesora, como en su faceta personal.