Por
Alejandro Llabata Lleonart.
A
Vicent Salvador, ja en la veritat.
Hace
ya algún tiempo, escribí en mi blog Escriure per a ningú,
con ocasión de la ordenación sacerdotal de una de las personas que
a continuación relaciono, un post en el que decía que la vocación
sacerdotal es un teléfono móvil que suena a altas horas de la
madrugada, pero que no todo el mundo está dispuesto a descolgarlo.
Hay a quien le suena, pero le sorprende en la primera dormición, en
ese momento de la noche en el que uno está embebido en un sueño tan
profundo que ni siquiera lo escucha. Hay también a quien le suena,
lo escucha y cambia de posición en la cama, ignorando la llamada de
teléfono. Ya veré mañana por la mañana quién me
ha telefoneado, piensa uno en el sopor de la noche. Pero esta
llamada no deja rastro en el móvil si no se descuelga en el momento
en el que suena y, por tanto, no aparecerá a la mañana siguiente
ninguna llamada perdida, ni siguiera un triste mensaje de voz en el
contestador automático y uno pensará que se ha tratado de un dulce
sueño. Pero hay a quien le suena el móvil y lo escucha. Y se
levanta de la cama para cogerlo. ¿Quién será capaz de llamar
por teléfono a estas horas de la madrugada? Normalmente este
tipo de llamadas que suenan tan tarde, suelen arrastrar malas
noticias. Pero a pesar de todo ello, hay quien se levanta de la cama,
coge el móvil e intenta adivinar quien es quien llama tan tarde y
con tanta insistencia. Quien llama, suele hacerlo a través de un
número privado. Y aún así, hay quien lo descuelga para preguntar
quien es. La Voz firme y segura que se escucha al otro lado del
auricular produce duda e incerteza en el primer momento. Pero la
serenidad y la calidez que transmite cuando habla la Voz que está en
la otra parte del teléfono hace que quien escucha dicha llamada lo
deje todo para seguirlo.
Una
noche cualquiera, las personas que nombramos en este artículo,
también recibieron una llamada en su móvil, de madrugada. Y dudaron
si levantarse de la cama para cogerlo, o no. Una vez levantados
dudaron si contestar o no. Y al final contestaron, igual que en su
momento contestaron otros paterneros, como fueron, entre otros, Julio
Badenes, Enrique Liern, Vicente Belenguer o Enrique Gil. El camino
que comenzaron a seguir tras colgar la llamada telefónica nocturna,
detrás de la ilusa apariencia de ser un camino Real, en verdad
muestra una senda estrecha, con márgenes llenos de hierba que día a
día van desbrozando con el esfuerzo de sus manos. Y con curvas.
Muchas curvas que muchas veces les han impedido ver unos metros más
allá, la profundidad del camino. Simplemente se han dejado ir por la
cálida Voz que les habló por teléfono aquella noche. Sin miedo. No
hay camino fácil que lleve a uno a ningún lugar que valga la pena.
Y en el caso de todos ellos, el progreso de cada día se debe a una
fe inquebrantable y una confianza ciega en la Palabra que se les
quedó grabada en el tímpano, para siempre.
¿Cual
es el perfil del presbítero actual? Frente al tradicional de
sacerdote con sotana, nos encontramos ante un joven ya maduro, con
estudios universitarios previos que, en un momento determinado de su
vida, da un golpe de timón en la misma, que le hace escorar su
existencia hacia un determinado camino, que le llena y que pisa
fuerte, al descubrir que vale la pena. Se trata de una persona
actual, del siglo XXI, que domina las nuevas tecnologías, a la vez
que la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino, y que está
sobradamente preparado para afrontar los retos que este siglo XXI le
muestra ante sus ojos, en vaqueros, camiseta y una mochila colgando
de uno de sus hombros.
El
primero a quien haremos referencia es a Hilario Javier Barroso
García. Fue el primero que fue ordenado sacerdote, tras
varios lustros de sequedad vocacional en nuestro municipio, ya que el
paternero nombrado sacerdote anterior a él fue José Antonio Varela
Ferrandis. Es conocido por Javi, que es como le gusta que le llamen.
Solamente hay dos personas que le llaman Javier: Su hermano y Paqui
Periche, con quien le une una gran relación de amistad, casi como
familia. Nacido en Granada el día de la Inmaculada de 1980, viene a
vivir a Paterna en 1991 con su familia, a raíz de la enfermedad de
su madre, quien fallecería tres meses después de su llegada.
Siempre se ha sentido un hijo más del pueblo, especialmente en la
parroquia de san Pedro Apóstol, donde se estrenó con 14 años como
catequista. Aquí es donde, en silencio, se desarrolla su vocación,
que siempre ha estado presente en su vida, sobretodo teniendo en
cuenta que existía ya un precedente en su familia de varias
religiosas y un sacerdote. También fue miembro de la Adoración
Nocturna. Licenciado en Filología, entró en 2002 en el seminario de
Moncada y en 2006 pasó a ser colegial del colegio de la Presentación
y Santo Tomás de Villanueva. Ordenado sacerdote en junio de 2008, al
día siguiente cantó su primera misa en la Parroquia de San Pedro
Apóstol de Paterna, efemérides de la que este año se cumplen
quince años. Desde entonces, ha sido párroco de las Parroquias de
Marines, Olocau y ha atendido Marines Viejo y Pedralvilla.
Especializado en Derecho Canónico, ha sido Notario del Tribunal
Eclesiástico de Valencia y, además, Capellán de la Real Basílica
de la Virgen de los Desamparados. Ha llevado como Consiliario dos
grupos de Matrimonios en ENS (Equipos de Nuestra Señora) y durante
varios años ha sido Capellán Voluntario en el Centro Penitenciario
de Picassent en Valencia, de donde guarda, quizá los mejores
recuerdos de su sacerdocio. En la actualidad, desde 2019 es párroco
de la Parroquia de San Francisco de Asís de Mislata.
Miembro
de una familia bastante
arraigada en
Paterna, José
María Segura Salvador
nació
en 1976.
En
su infancia y en su juventud siempre estuvo vinculado a su parroquia
de San Pedro Apóstol, donde ejerció como catequista, a
la vez que seguidor,
por tradición familiar, en
la devoción a la Virgen de los Desamparados festividad
que siempre ha celebrado su familia en la Parroquia de san Pedro
apóstol el domingo correspondiente de mayo.
Después
de cursar BUP y COU en el Centro Santa Teresa de Jesús de Torrente y
terminar su carrera universitaria de Ingeniero Agrónomo en la
Universidad Politécnica de Valencia en el año 2000, ingresó dos
años más tarde en la Compañía de Jesús. Realizó el noviciado en
Zaragoza y
el Bachillerato en Teología en la Universidad de Deusto, en Bilbao.
Fue
profesor durante
dos años en las Escuelas San José de Valencia y estudió
la licenciatura en Teología en Boston, Massachussets (Estados
Unidos). Fue
ordenado sacerdote en Junio de 2011. Su
trayectoria está marcada por la colaboración con UNICEF, la
docencia, el diálogo entre la fe y la cultura y, principalmente, el
trabajo en el Servicio Jesuita a Migrantes, donde
ha
ejercido
como director de dicho
Servicio
en Valencia. Además de dirigir el SJM Valencia, ha
sido
responsable del equipo de Incidencia en España y animador de la
plataforma Visibles.org. Activista por la justicia social,
actualmente trabaja
como Director
General
en Radio
ECCA Fundación
Canaria,
institución educativa, comunicativa y de acción social.
Otro
joven sacerdote es Félix
Perona Esteve.
Nació
en Paterna en
1991. Fue bautizado en la parroquia de san Pedro, apóstol, lugar
donde nació su vocación. Colegial de las Escuelas Profesionales
San José - Jesuitas, el despertar vocacional nace como fruto de la
devoción familiar al Santísimo Cristo de la Fe y de las actividades
parroquiales en las cuales se fue involucrando a lo largo de su
adolescencia. Catequista de comunión, acólito y monitor Juniors, se
graduó en Historia por la Universitat
de València,
momento en el cual decide dar el paso de entrar al Seminario Mayor de
Valencia. Esto fue fruto de la maduración paulatina de la vocación
a la cual fue sintiéndose llamado por el Señor desde que descubrió
la plenitud personal en la cotidianidad parroquial y litúrgica.
Cursó los estudios de Ciencias Eclesiásticas
en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia mientras
residía cuatro años en el Seminario Mayor “La Inmaculada” y los
tres últimos en el Real Colegio Seminario de Corpus Christi (El
Patriarca). Fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 2020. La primera
misa, la
celebró
el 5 de julio de 2020 en San Pedro apóstol. Ese
mismo mes
de
julio recibió el nombramiento de vicario de Santa María de
Ontinyent, a la cual entró en septiembre después de encargarse
durante el verano de la parroquia de la Asunción de la Pobla del
Duc. Desempeñó la función de vicario hasta agosto de 2022, donde
partió para aumentar los estudios. Actualmente estudia Bienes
Culturales de la Iglesia en la Pontificia
Università Gregoriana
de Roma, donde ejerce de capellán de la Iglesia Nacional Española
de Santiago y Montserrat, donde reside.
Nacido
en Marzo de 1978,
Manuel
Jesús Monteagudo Sillero,
vivió
su infancia en
Valencia y
su juventud en Castellar. Su
vocación sacerdotal se despertó en un viaje a Lourdes en el
que,
algo tocó su corazón que volvió a despertar su interés por las
cosas de Dios.
Por circunstancias de la vida, terminó viviendo en Paterna en la
zona de Alborgí. Era
el año 2006.
Ingeniero
técnico en electrónica industrial, su
trabajo era de mantenimiento
de ascensores. Un dia le correspondió llevar a cabo la revisión del
ascensor de su parroquia: La de la Virgen de los Desamparados de
Paterna. Casualmente el párroco, D. José
María Cuenca,
le preguntó si estaba confirmado. Se inscribió a confirmación con
27 años. De esta manera empezó a nacer en él una sed de Dios
increíble. Ya en 2010, en una peregrinación a Fátima, y ante la
pregunta ¿Tu, qué estás dispuesto a dar?, él se respondía
“Señor, lo que tu quieras”. Todo aquel sentimiento fue tomando
forma, de
tal manera que en
2011 se lo comentó a su sacerdote, quien se puso en contacto con el
centro de orientación vocacional. En 2013, dejó
su
trabajo y
en 2014 entró en el Seminario de Moncada donde cursó los estudios
correspondientes, seguido de los tres años en el seminario de Santo
Tomás de Villanueva. Fue ordenado sacerdote en junio de 2021. Ese
verano estuvo de sacerdote en la Catedral de Valencia. En octubre de
ese año, fue nombrado
vicario parroquial de La Anunciación de Nuestra Señora, y de la
parroquia El Salvador y Nuestra Señora de la Salette, ambas de
Aldaia.
En
la actualidad
y,
desde febrero de 2023, es párroco de la parroquia de nuestra Señora
de la Paz, del Villar del Arzobispo, de Santa Bárbara de Higueruelas
y capellán del Monasterio de San Juan de la Cruz de Villar del
Arzobispo.
El
caso de
Carlos
Maza Serneguet. es similar al resto de sacerdotes anteriormente relacionados.
Nacido
en Valencia en 1979,
su
pueblo es Paterna,
donde fue
bautizado y donde
estudió,
en el colegio La Salle, hasta los 18 años. Después fue
a la universidad e hizo
Derecho en el CEU San Pablo. Tras preparar dos años una oposición
comenzó
a trabajar, y mientras trabajaba hizo
la diplomatura en Biblioteconomía y Documentación. Conoció
personalmente
la Compañía de Jesús con 31 años, a través del Centro Arrupe de
Valencia, entidad
que antes
conocía por cultura general. Entró
en la Compañía en
septiembre de 2013. Tras los dos años de Noviciado en San Sebastián,
fue
con otros dos compañeros a Roma para la etapa de la Filosofía. El
magisterio lo hizo
en Lleida. El bachillerato en Teología lo estudió
en Madrid. Estudió
la Licencia en Teología Fundamental en la Pontificia
Facoltà Teologica dell´Italia Meridionale
de Nápoles. Colabora con la asociación Figli in famiglia en el
barrio de San Giovanni a Teduccio. Fue
ordenado sacerdote en junio
de 2022.
En
la actualidad sigue
viviendo en Nápoles, donde
ejerce el
ministerio sacerdotal.
No
podemos olvidarnos de aquellos
futuros
sacerdotes que
ahora mismo están en camino en
su correspondiente seminario.
En el Seminario de El Patriarca, en la actualidad se encuentra Juan
Vicente Nulius, procedente
de la parroquia de Santa Rita, quien
celebró el rito de admisión en febrero de 2020. Asimismo, ya como
diácono y en la Compañía de Jesús está Javier Bailén Llongo,
quien reside en Valencia, entre el Centro Arrupe y el colegio San
José y
que pronto será ordenado sacerdote. A
todos ellos les deseamos lo mejor en este camino.
Y
en este momento en el que, de acuerdo a las estadísticas, en la
actualidad existen
menos de mil seminaristas en España, solamente
nos queda desearles a todos ellos que en cada uno de sus destinos,
que su testimonio sea verdadero, honesto, sincero y
limpio,
como aquella
llamada telefónica que
recibieron algún día.
Que siempre tengan una palabra de aliento para todos los que les
rodean, especialmente para aquellos que más la necesiten. Que sus
brazos abracen a los más desvalidos. Que sus manos sostengan a quien
esté en peligro de caer. Que sus pies caminen en compañía de quien
se haya perdido en el camino. Probablemente,
al largo de sus vidas, siempre habrá un momento de debilidad en el
que se planteen si valió la pena haber descolgado aquel móvil en
aquella intemporal
noche.
O si lo tenían que haber dejado sonando en la tranquilidad de la
noche. Si en aquel momento se decidió descolgarlo, por algún motivo
sería. Y que, al final del recorrido,
cuando vuelva a sonar de nuevo el móvil indicando que ha terminado
su
camino en
este mundo,
que una amplia sonrisa recorra su rostro de parte a parte, indicando
así
que
han
cumplido con aquella
tarea
que se les encomendó en su momento. Es de madrugada. Suena el móvil.
Una vez. Otra vez. Y otra. ¡Cógelo!