viernes, 28 de julio de 2017

La cigüeña los trae y Coto los viste






A Vicente Ballester Vivó, in memoriam.

A Carmen Sanz Sanmartín, en el record.





"- ¿No veus lo ben vestides que van? Habiten en lo carrer Major, en la paquetería de Carmen, filles d’esta i de Peregrí de "Coto".
- ¡Ah…! Sí… Carmeta i Consolín.
- Ajuden molt a sos pares. Son, ademés de boniques, paterneres de casta i no temen a la calor ni al fred."
Ernest del Molí.*





 


Era a finales de los años treinta o principios de los cuarenta del siglo pasado. Recién terminada la Guerra Civil, una maltrecha Paterna se intentaba reponer de tan triste acontecimiento. Unos emprendedores Pelegrín el de Coto, natural de Paterna y Carmen Sanmartín, de Benetúser, decidieron abrir una paquetería, destinando para ello una habitación de su casa. Se hallaba ubicada en la calle Antonio Machado, que entonces se denominaba calle del general Moscardó, y se abrió con la visión de futuro de dar un próspero oficio a sus hijas Carmen y Consuelo, entonces niñas.


Poco tiempo después, el afán de superación de aquel matrimonio les animó a adquirir una casa en la calle Mayor, más céntrica para el negocio, donde trasladaron la paquetería y la vivienda. Era el año 1941, durante los duros años de la postguerra, en los que una adolescente Carmen y una Consuelo niña, que entonces tenía que subirse a un taburete para llegar al mostrador, despachaban a la clientela femenina de Paterna. Se trataba de un comercio que había comenzado siendo una pequeña paquetería, y que poco a poco iba expansionándose en la variedad de los productos que ofrecía. Era la época del estanco de la tia Peregrina en els quatre cantons, la barbería de Faba, la tienda de ultramarinos de la tia Consuelo la de Julio o la sociedad de los cazadores la Perdiz. En las cuatro esquinas, en su parte inferior, ya en la calle de san Antonio, había un abrevadero donde saciaban la sed las caballerizas que existían entonces en nuestro municipio.


En aquella casa de la calle mayor, que era a la vez tienda y vivienda, fue donde se desarrolló la vida de aquella sencilla familia. La tienda ocupaba una habitación de aquella casa, con entrada independiente del domicilio familiar. Era regentada por Carmen Sanmartín y ayudada por sus hijas Carmen y Consuelo. Su marido, Peregrín Sanz el de Coto, aunque tenía su profesión propia como hormero de zapatos, también colaboraba puntualmente, sobretodo en tareas de carga y descarga de género, así como en la llevanza de la contabilidad del establecimiento.


La prosperidad de aquella familia, permitió que a mediados de los años sesenta, tuvieran la posibilidad de demoler aquella casa de la calle Mayor, junto con la colindante, que era propiedad de Domingo el de Isidoro. Para entonces, ya había entrado a formar parte de la familia Vicente Ballester Vivó, al haber contraído matrimonio con Consuelo en el año 1960. Y a partir de dicho momento, como profesor mercantil que era, colaboraría con Modas Coto en la gestión de su contabilidad. Se construyó una finca y, en los bajos de la misma fue donde se volvió a reaperturar la tienda. Provisionalmente, mientras se llevaba a cabo la construcción de la finca, se ubicó dicho negocio en la calle Eduardo Dato, enfrente del colegio Luís Vives. Era ya a finales de los años sesenta. Unas ya adultas Carmen y Consuelo emprendían de nuevo el viaje empresarial en un comercio moderno, que había dejado de ser una sencilla paquetería, y pasó a ser un establecimiento que abarcaba todo el sector de moda infantil y de bebé, que marcó tendencia en nuestro municipio.


La creación de esta nueva tienda, la devoción que por Paterna, sus tradiciones, sus costumbres, sus fiestas y por el Cristo de la Fe sentían en aquella familia, todo ello unido a la creatividad que Carmen y Consuelo tenían, hizo que ideasen determinadas maneras de publicitar el establecimiento, asistidos de amigos y colaboradores que les ayudaban desinteresadamente cual equipo de creativos. Una de ellas consistió en la participación en la cabalgata del Cristo con una comparsa, la cual iba encabezada con una pancarta que decía "La cigüeña los trae y Coto los viste". Así surgió el eslogan con el que se publicitarían en los sucesivos libros de fiestas. Otra fue la organización de una serie de desfiles de moda infantil. En concreto, se organizaron tres eventos: dos en la discoteca Flowers, y uno en el Salón Capri, donde participaron como modelos los niños del vecindario, incluyéndose los hijos de Consuelo: Joaquín, Paco y Manolo. En dichos desfiles de moda, se cobraba una entrada simbólica, la recaudación de la cual se donaba íntegramente al Patronato Intermunicipal Francisco Esteve.


Pero si hubo una actividad que causaba la expectación de todos los paterneros y que tuvo gran repercusión a nivel local e incluso a nivel comarcal, ésta fue la delicada confección del escaparate con motivos paterneros, cuando se acercaban las fiestas en honor al santísimo Cristo de la Fe y San Vicente Ferrer. Detrás del cristal de aquel escaparate, se creaba todo un universo paternero que surgia de la mente de Carmen Sanz, en el que fotografías de Bordas, de Reyes o de Julio Derrey entre otros, retrataban a las diferentes reinas de las fiestas así como a su corte de honor. Imágenes de mantenedores de los Juegos Florales, esculturas de elementos paterneros como la torre, el palacio o las cuevas, compartían protagonismo con cuadros de afamados artistas consagrados locales como Poblador, Milagros Ferrer o Alex Alemany. Socarrats originales, vasijas de barro de nuestra alfarería tradicional en verde y manganeso se exponían majestuosamente sobre cualquier repisa que se había habilitado al efecto. La sabia pluma de paterneros insignes como Vicente Cotolí, Vicente Fabado el Retoret o Vicente Cardona, explicaban detalladamente en letra manuscrita sobre pergamino, cada uno de los elementos que decoraban aquel rico escaparate. Daguerrotipos de épocas pasadas, vistosos carteles impresos de época, bandas de fallera, cascos de cordà, recortes de prensa alusivos a acontecimientos acaecidos en nuestro municipio, muñecas Barriguitas, acertadamente vestidas con trajes de fallera… Todo aquello que surgía de la imaginación de Carmen Sanz relacionado con las fiestas, que cabía en aquellos tres o cuatro metros cúbicos de escaparate y que resultaba atractivo para los paterneros, fueron llevados a la práctica por parte de su hermana Consuelo, su cuñado Vicente y una serie de colaboradores.


Aquel primer año de exposición fue tan grande el éxito que causó, que animó a Carmen y a Consuelo a que se siguiera repitiendo año tras año la decoración festiva del escaparate que, si bien en un primer momento giraba en torno a las fiestas en honor al santísimo Cristo de la Fe y San Vicente Ferrer, luego se fue extendiendo a otras festividades locales. Así, para la fiesta de las dolorosas o de les xiques fadrines, era costumbre celebrar el bautizo de un niño sin recursos que hubiera nacido en dicho año. Las dolorosas consultaban a Dª Silvia la comadrona, a qué criatura aconsejaban bautizar. Luego acudían a Modas Coto para encargar la dote con la que se le obsequiaba a los padres de la criatura. Toda aquella dote era expuesta en el escaparate, haciendo alusión a dicho bautizo festivo de las clavariesas de la Virgen de los Dolores.


Era tal la curiosidad y el interés que causaba la confección de aquellos escaparates festivos, y tales las felicitaciones y los ánimos a continuar con aquella dinámica, que ya no solamente se engalanaba el mismo para las fiestas locales, sino que, cualquier efemérides local era motivo suficiente para diseñar un nuevo atrezzo festivo. Así, cuando cuando el Paterna Club de Fútbol ascendió de categoría, cuando se celebró el 25 aniversario de los Juegos Florales de la Villa de Paterna, en el aniversario de la Penya el Biberó, en el aniversario del Centro Musical Paternense, cuando se celebró el aniversario de la segregación de Manises de la Parroquia de Paterna o con ocasión de la visita de Su Santidad el papa Juan Pablo II a Valencia. Asimismo, este mismo escaparate reconoció la trayectoria vital de paterneros ilustres muy queridos en Paterna como fue el caso de D. Ernesto Ferrando, o de D. Julio Herrero el farmacéutico entre otros.


Ha pasado ya el tiempo. Mucho tiempo y Modas Coto ya no existe. Pero si nos remontamos unos años atrás, sobre un fondo vintage setentañero, decorado exquisitamente por D. Juan Salvador Navarro, todavía podríamos observar a unas hacendosas Carmen y Consuelo detrás del mostrador, bien atendiendo a una clienta o hablando entre ellas sobre algún pedido o comentando alguna noticia de actualidad. Probablemente sonase en el ambiente la melodía del famoso programa de radio que fue en su día, "La hora de Elena Francis", o alguna canción "yé-yé" dedicada, de moda en aquella época, en el programa "Cada canción un recuerdo". Aún podemos recordar el pomo metálico lacado en blanco en forma de cigüeña, que daba entrada al establecimiento, así como el sonido en forma de campanillas que avisaba que acababa de entrar alguien. La luz que entraba por entre los cristales recubiertos de papel celofán amarillo que iluminaba aquella tienda en tonos tornasolados, especialmente cuando el sol caía por encima de la casa de Bufa y traspasaba aquellos cristales. La escultura de la torre aún sin restaurar de Paterna que presidía aquel establecimiento, nada más entrar. El olor a polvos de talco, la ropa de bebé correctamente alineada en los estantes, la indumentaria de niño perfectamente colgada en las perchas y alineada su vez en los percheros…


En definitiva, Modas Coto es el vivo ejemplo de la mujer emprendedora de los años sesenta – setenta, como fue el caso de Carmen y Consuelo, y también el de tantas y tantas mujeres que han vivido y se han desvivido por los suyos y que están en la mente de todos. Para todas ellas, nuestro recuerdo y nuestro homenaje.**








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* “Tres temes sense lligassa”. Ernest Ferrando. 1976. Libro de las fiestas en honor al Santísimo Cristo de la Fe y San Vicente Ferrer, de Paterna.

** Desde estas líneas queremos agradecer la desinteresada colaboración de Dª Consuelo Sanz, así como la de su marido D. Vicente Ballester, quienes  me han facilitado las fotografías que ilustran este artículo, para deleite de todos. Muchas gracias.

martes, 18 de julio de 2017

Francesc Mercader

Una volta més, les xarxes socials ens fan sabedors, en este cas, d'una trista notícia, com és la de la desaparició de mossen Francesc Mercader Tamarit, també conegut a Paterna com D. Paco, el rector de l'Esglèssia de les Coves o, més cultament dit, el pàrroc de la parròquia de la Mare de Déu dels Desemparats de Paterna. Fill de llauradors i nascut a Foios l'once de setembre de 1931, amb catorze anys va començar a treballar a la Yutera Española de Foios. Als dihuit anys va entrar al seminari. Va ser ordenat sacerdot l'any 1960. Després d'estar tres anys de vicari a Godella, va marxar a Chile, on va exercir el seu ministeri com a missioner durant deu anys, on va compartir parròquia amb Antoni Llidó, rector nascut a Xàbia que va ser assassinat per la dictadura de Pinochet. Casualment, D. Paco va tornar a Espanya hores abans del colp d'estat de Pinochet, de tal manera que aquell 11 de setembre del 73, va agafar l'avió a les huit del matí i a les huit i mitja varen tancar l'aeroport. Una volta a Espanya, va ser nomenat pàrroc de l'Esglèssia de la Santa Creu a Pedreguer. En 1977 va ser designat pàrroc de la Mare de Déu dels Desemparats de Paterna, fins a la seua jubilació a juliol de 2004. Rector obrer, va renunciar, ell i el seu vicari, al seu sou com a rector per a viure del seu treball com a conductor del camió de recollida de fem. Amb el títol de professor de Llengua Valenciana per Lo Rat Penat, durant més de vint-i-cinc anys va exercir l'apostolat tot i fomentant l'us del valencià, amb la celebració d'una Eucaristia setmanal en la nostra llengua, així com el cant litúrgic en valencià o el manteniment de línies de catequesi parroquial en valencià, curiosament a una parròquia amb majoria d'habitants castellanoparlants. Persona de paraula fàcil, vaig tindre ocasió de raonar amb ell en múltiples ocasions, allà pels norantes. I vaig tindre ocasió de conèixer la seua forma de ser i la seua forma de pensar. I em va permetre descobrir una altra forma de ser esglèssia més humana, més participativa i més acorde amb els temps, amb temes que llavors no tenien la rellevància que tenen ara als mitjans de comunicació, com ho eren la homosexualitat, l'ecologia, el celibat, la Guerra Civil, i tants altres els quals els veia amb un prisma diferent a com ho feia l'opinió generalitzada de la jerarquia eclesiàstica. Era un autèntic erudit a qui a l'any 1998 se li va concedir el Premi Sanchis Guarner a la fidelitat lingüística dins de l'Esglèsia i el 2002 la distinció 9 d'Octubre al Mèrit Lingüístic per part de l'Ajuntament de Paterna. Home de pau, home de bé, tolerant, dialogant i d'esperit obert, el seu record sempre estarà viu en tots i cadascun de nosaltres. Descanse en pau.


jueves, 6 de julio de 2017

Quiniela



Totes les setmanes, la meua dona i jo juguem a la Primitiva, amb la feliç esperança de que ens toquen un grapat de milions d'Euros que ens puguen permetre jubilar-nos agradablement abans d'hora. L'altre dia, mentre ompliem amb una x els requadrets de la papereta de la Primitiva, vaig vore a la paret de la dreta del mostrador de l'Administració de Loteria, un expositor on hi havien a disposició de qualsevol, paperetes dels diversos jocs d'atzar que ara mateixa estan vigents: Primitiva, Bonoloto, Euromillón, quinieles de tot tipus... Ara mateix, el món dels jocs d'atzar és un univers saturat, per tants i tants de jocs diferents, amb tantes modalitats, i que es poden jugar en diferents tipus de suport, espcialment per internet. Però hi hagué un temps en el qual el rei dels jocs d'atzar fou la quiniela, quasi en règim de monopoli, en companyia de la loteria Nacional. Les noves tecnologies ens han permés que, en l'actualitat, fins a una estona abans de desenvolupar-se el sorteig, un pot validar el seu bitllet de participació en el sorteig. Però no sempre ha segut així. Perquè quan la tecnologia punta era la màquina d'escriure, la quiniela, que era el joc d d'atzar per excel·lència, tenia un format en paper per triplicat, d'acord amb el qual, un marcava les creuetes en la fulleta de dalt, de tal manera que la fulleta del mig, que era paper de calco, copiava a la fulleta de baix el pronòstic dels partits de la jornada en qüestió. Per a la seua validació, un havia d'anar a l'Administració de loteria on l'encarregat de l'administració  desplegava la papereta de la quiniela i apegava un segell allargat per l'espai habilitat a l'efecte, que ocupava un cantó de la fulla de calco i el cantó immediat de la fulla que era el resguard. D'esta manera, un es quedava el resguard segellat. L'hora tope per a validar la quiniela eren les set o les huit de la vesprada del divendres, moment en el que personal de l'administració de loteries, procedien a replegar les quinieles segellades per a emportar-se-les i custodiar-les per a comprobar, una volta confirmats els resultats definitius de la quiniela, que eixa era la papereta premiada i que casava correctament una part de la papereta amb l'altra. Encara recorde com si fora ara, eixe resguard a la taula del menjador de cals meus pares. Cóm mon pare, anava anotant el resultat definitiu a l'espai entre el nom dels equips que jugaven i l'aposta. Cóm escoltava a una radiet de mà antiga que tenia, els resultats el diumenge de vesprada o al telediario del diumenge de nit, el resultat ja definitiu, de les diferents apostes dels partits ja jugats. I mentre vaig cumplimentant amb una X les apostes de la Primitiva, no puc evitar recordar, amb una barreja de nostàlgia i melangia, que en algún temps, en els que la telemática era més bé un xiquet de bolquers, tot el procés de validació, es feia a mà.